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Xóchitl vs Sheinbaum: Retos y oportunidades discursivas (Parte 1)






Si estás pensando en ser candidata a algún cargo público, o simplemente evaluar de una manera más asertiva el desempeño discursivo de las candidatas presidenciales en el 2024, esta serie de publicaciones son para ti. 

En los estudios científicos sobre cómo comunican hombres y mujeres en campaña existe una línea que analiza la forma estereotipada en que suelen comportarse a la hora de enunciar su discurso. Karly Campbell (1989 y 1998) identificó que existe un estilo retórico femenino que conduce a un tipo de comportamiento propio del género (madre, hija, esposa, hermana, por mencionar algunos). A decir de ella, este tipo de discurso suele preferir lo anecdótico y recurrir a ideas como metáforas domésticas o apelaciones a la maternidad, evitando cualquier expresión "machista" que conduzca a la confrontación directa y al uso del lenguaje duro. Julia Wood (1995), al abordar el tema, señaló que las prácticas comunicativas que separan un tono masculino de uno femenino está moldeado por los procesos de socialización cultural en donde se desarrollan. De tal modo que la forma estereotipada en que candidatos y candidatas construyen su discurso en campaña no surge de forma predeterminada o espontanea, sino que están condicionados por la manera en que esos valores culturales fueron interiorizados a la luz de dicho proceso. Para esta autora, teóricamente es posible disgregar estos estilos discursivos de la siguiente forma: 

Femenino

Masculino

Busca relacionarse con otros

Busca ejercer control sobre los demás

De empatía

Instrumental (se usa para conseguir objetivos específicos)

De apoyo

Pretende dominar la conversación

Conversacional

Es directo/enérgico

De interés en los demás

Es abstracto

Personal

Escueto

De invitación a la apertura

 



Pero, ya en el terreno de la comprobación científica, ¿Qué sabemos? Aquí, los estudios no son concluyentes, pero sí reveladores. Para conocerlos, dividiremos nuestra exposición en estudios que representan áreas de oportunidad para las candidatas en términos comunicativos (Parte I) frente a otros que advirtieron potenciales desventajas (Parte II). 


Oportunidades discursivas 

El uso del tono por parte de las mujeres (positivo o negativo) es un elemento que puede atraer efectos positivos en el electorado, si se realiza estratégicamente. Sobre este fenómeno prevalecen estudios que confirman que la mujer suele ser más positiva y menos negativa en comparación con el hombre, lo cual, entre otras cosas, confirma el supuesto teórico de que las mujeres son menos tendientes a la confrontación que los hombres. No obstante, ello no necesariamente le significa una debilidad. Anna Maria Renner y Lena Masch (2019), al probar que las emociones expresadas por las mujeres eran a menudo más positivas que las de los hombres, concluyeron que este tipo de comportamiento abre la posibilidad de fortalecer la confianza política de los ciudadanos y de mejorar las evaluaciones de los políticos en general. En México, una investigación hecha por mi y algunos colaboradores en elecciones intermedias, confirmó este mismo hallazgo al ser las candidatas más positivas que los candidatos (Cruz, Rodríguez y de los Santos, 2023).


En términos de éxito electoral, algo que pudimos notar fue que el tono positivo puede ser más rentable independientemente de quien lo expresa, toda vez que se presentó como una característica común entre ganadoras y ganadores, así como la negatividad en perdedoras y perdedores. Este último aporte es de notable importancia porque coincide con lo hallado por Nau y Stewart (2018). De acuerdo con los resultados obtenidos por estos autores, los ataques verbalmente agresivos conduce a evaluaciones negativas de los oradores políticos al margen del género del que se trate.  Si vemos los datos que obtuvimos de México, este resultado se refuerza aún más.


Para las candidatas otra área de oportunidad puede llegar a través de la manera en que estratégicamente enfatizan algunos rasgos lingüísticos femeninos y masculinos. Como habrá de imaginar, la tarea aquí no es para nada sencilla, ya que distinguir el momento en que se tiene que desplegar uno u otro comportamiento discursivo puede llegar a ser muy difuso y confuso. Particularmente, si la experiencia político-electoral es poca. Un artículo publicado por Nichole Bauer (2018) encontró que las candidatas que ganan elecciones lo hacen porque logran mitigar el sesgo del estereotipo de género. De tal manera que sólo enfatizan rasgos femeninos cuando esto les puede significar una ventaja electoral, y estilos retóricos masculinos cuando esto les ayuda a mejorar la percepción de su liderazgo. Este comportamiento que combina un estilo retórico masculino y con un  estilo retórico femenino se conoce como discrepancia adaptativa. Para von Hippel, Wiryakusuma, Bowden y Shochet (2011) esta discrepancia estriba en que las mujeres, para asegurar el éxito en la esfera política y simultáneamente  evitar la desaprobación  pública por el uso de un tono masculino, siguen estándares masculinos en su comunicación verbal y estándares femeninos en su comunicación no verbal. Lo que me lleva al siguiente punto de esta reflexión. 

De acuerdo con algunos estudios hechos por Nichole Bauer en 2015 y 2020, una candidata tiene más probabilidades de alcanzar el éxito electoral cuando es vista más como líder política que como mujer. Específicamente, lo que observó en ambas investigaciones fue que el sesgo por género no viene dado de inicio, sino que se activa en el momento que la candidatas deciden enfatizar algún rol de género ("Haré rendir el presupuesto como si fuera mi hogar", "Te daré la misma seguridad que le doy a mis hijos", "Como mujer, te entiendo"), lo cual, paralelamente, reduce las evaluaciones de liderazgo. Contrariamente, cuando apela a su integridad ("Yo sí se cómo resolver la inseguridad") surte el efecto contrario. Por ejemplo, al analizar el caso de México encontramos que un rasgo distintivo de las candidatas ganadoras (10.3%) era que solían exaltar más sus habilidades de liderazgo que las perdedoras (1.7%), quienes, en su lugar, optaron por ser más vagas en sus propuestas (40.8% vs 27%):



Esto no es una cosa menor, pues, al parecer, el asunto de que una candidata sea vista como una líder política trae aparejado consigo una mayor apertura del votante a concederle el uso de un lenguaje más duro. Así lo deja entrever Nau y Stewart (2018) al corroborar que una líder política verbalmente confrontativa se ajusta mejor a las expectativas del votante que aquella que es verbalmente más negativa con un papel más femenino. 

Con todo lo anterior, y de lo que has visto al día de hoy entre Xóchitl y Claudia, ¿Quién se aproxima más a una líder política y quien se apega más a un rol estereotipado a la hora de comunicar? ¿Lo sabes? Si la respuesta aún no es del todo clara, tal vez la segunda parte te ayude a responderla.

Colofón

Si tienes un poco más de tiempo, aquí te dejo algunas cualidades personales que recuperamos de las elecciones intermedias de 2009 y 2015 para que me ayudes a identificar algún dato curioso o que pueda resultar de interés público. Uno que a a mi me llamó la atención es que las mujeres en campaña aluden menos a su experiencia que los hombres. Particularmente, atrajo mi interés porque tengo la hipótesis de que a menor experiencia, menor la capacidad de dominar el uso estratégico de ambos estilos retóricos y, por lo tanto, menor la posibilidad de que las candidatas desplieguen sus habilidades de liderazgo y triunfen. ¿Tú que ves? Déjame tu respuesta en los comentarios.



¡Hasta la próxima!


Referencias

Bauer, M. N. (2015). Emotional, Sensitive, and Unfit for Office? Gender Stereotype Activation and Support Female Candidates. En Political Psychology, 36 (6), pp. 691- 708. 

Bauer, M. N. (2020). A Feminine Advantage? Delineating the Effects of Feminine Trait and Feminine Issue Messages on Evaluations of Female Candidates. En Politics & Gender, 16 (3), pp. 660 - 680

Campbell, K. K. (1989). Man cannot speak for her: A critical study of early feminist rhetoric. Praeger. 

Campbell, K. K. (1998). The Discursive Performance of Feminity: Hating Hillary”. En Rhetoric & Public Affars 1 (1), pp. 1-20

Cruz, U., Rodríguez, I.D. y de los Santos, C. A. (2023) Publicidad política televisiva y estereotipos de género en elecciones intermedias. En Estudios Políticos 60, p. 118-140. DOI: https://doi.org/10.22201/fcpys.24484903e.2023.60.86873

Nau, C. y Stewart, C. O. (2018). Effects of gender and verbal aggression on perceptions of U.S. political speakers. En Journal of Language Agerssion and Conflict, 6 (1), pp. 127-148.

Renner, A. M y Masch, L. (2019). Emotional woman – rational man? Gender stereotypical emotional expressivity of German politicians in news broadcasts. En Communications, 44 (1), pp. 81–103

Wood, J. T. (1995), “Gendered Interaction: Masculine and Femenine Styles of Verbal Communication”, en Kathleen Verdeber (ed.). Voices a Selection of Multicultural Readings (pp. 18-28). Wadsworth Publishing Company.

von Hippel, C., Wiryakusuma, C., Bowden, J., y Shochet, M. (2011), “Stereotype Threat and Female Communication Styles”, en Personality and Social Psychology Bulletin, vol. 37, núm. 10, pp. 1312–1324.


Autor: Ulises Cruz Valencia



Doctor en Ciencias de Gobierno y Política por el Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo Estratégico de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (ICGDE-BUAP). Desde 2019 pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (Nivel 1). Sus temas de interés son el análisis del discurso político en campaña -spots y debates, particularmente- y la aplicación de Inteligencia Artificial en redes sociales para distinguir actitudes, emociones y preferencias de los usuarios en campañas electorales. Actualmente, es profesor de Tiempo Completo en el Instituto de Investigación Aplicada y Tecnología (InIAT) de la Universidad Iberoamericana CDMX.



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