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Xóchitl vs Sheinbaum: Retos y oportunidades discursivas (Parte 2)

 




En nuestra publicación anterior mencionamos las áreas de oportunidad discursivas a las que podrían asistir las candidatas cuando compiten por un puesto de elección popular. Ahí señalamos que un discurso positivo más que uno negativo no necesariamente significaba una debilidad sólo para ellas, toda vez que había evidencia que sugería que un tono negativo suele ser penalizado por los votantes independientemente del género que lo enuncia. También veíamos que el sesgo por género muchas veces no viene dado de inicio, sino que se activa al destacar ciertos rasgos de los estilos de comunicación asociados al género (i. e. "Defenderé el presupuesto como he defendido el ingreso de mi hogar"). De tal manera que evadir este sesgo implicaba saber distinguir cuándo apelar a estilos retóricos femeninos y cuándo a estilos retóricos masculinos. Una tarea nada sencilla, comentamos, debido a que muchas veces saber reconocer la diferencia puede resultar complicado (¿En qué momento los votantes perciben que la candidata se ha salido de los límites de lo que es aceptable?, es el reto). Al respecto, aventuramos que una mayor experiencia político-electoral y pensar estratégicamente en la rentabilidad electoral del uso de ambos estilos, al parecer, eran dos características que podrían ayudar a las contendientes a lograr este discernimiento (Post4.TodoesDiscurso). 

Bien. Tras esta breve recapitulación, en esta segunda entrega te hablaremos sobre cinco retos a los que se podrían enfrentar las candidatas en campaña en la percepción de los votantes.

Reto 1. Percepción del dominio de los temas públicos en función del género. En México los estudios en esta materia son aún limitados, pero existe evidencia que apunta a que en el dominio de los temas aún persisten los sesgos por género. Una investigación hecha por Mary Christine Banwart (2010) expuso a un conjunto de participantes para que evaluaran a candidatos hipotéticos a través de una hoja de vida que resaltaban rasgos asociados al género (7 estereotípicamente femeninos y 9 masculinos), así como el dominio que se les reconocía a éstos en los temas, con el propósito de determinar si en la manera en que los calificaban seguían prevaleciendo los estereotipos de género. Tras llevar a cabo el experimento con jóvenes votantes de entre 18 y 29 años, encontraron que los estereotipos de rasgos tradicionales continuaban determinando la evaluación de las candidatas, ya que fueron calificadas más altas en los rasgos de calidez y expresividad que los candidatos. En el dominio de los temas, también hallaron que los votantes reconocían más dominio a los candidatos que a las candidatas en asuntos relacionados con lo militar y lo económico. No así en aquellos asociados a la compasión, donde no existieron diferencias entre hombres y mujeres. Un dato, a decir de ella, revelador debido a que echó por tierra la presunción de que las mujeres son más compasivas/emocionales que los hombres (Huddy y Terkildsen, 1993). 

Reto 2. Percepción de un tono cargado hacia estereotipos retóricos masculinos. Un hecho a superar, y que esbozamos en nuestra entrega anterior, es que una mujer que potencialmente se excede en el uso de un lenguaje duro y confrontativo puede ser castigada, al igual que un hombre que se percibe demasiado emocional. Esto se sabe por el trabajo que Andrea McDonnell (2020) realizó con los tweets publicados por Hillary Clinton y Donald Trump días previos a los debates presidenciales de 2016, en donde demostró que evitar marcadores femeninos asociados a la amabilidad, la sensibilidad y la calidez pudo generar la idea de que la candidata demócrata era competente, pero fría. Asimismo, el hecho de que Donald Trump luciera poco moderado en la expresión de emociones durante el debate abrió la puerta para que el segmento de las mujeres lo catalogara como inaceptable, comprobándose así que entre ellas aún persiste la idea de que una emoción incontrolada es síntoma de debilidad. Como lo señalamos en nuestra entrega anterior, dado que el votante entiende que un tono más firme es necesario para desenvolverse en ese medio, es posible que la mujer en campaña utilice un lenguaje más duro, pero siempre y cuando mantenga un cierto grado de feminidad. ¿Cuándo hacerlo y cuándo no? ¿En qué medida? ¿Cuál es el límite de uno u otro? No lo sabemos, pero, lo que sí sabemos, es que reaccionar con estilos retóricos duros o confrontativos cuando se siente amenazada por la idea de que un hombre es mejor líder político que ella puede no ser una buena decisión, ya que abre la posibilidad de que sea evaluada negativamente (von Hippel et al., 2011). Tómelo en cuenta.

Reto 3. Favoritismo por género. Existe una presunción en la arenga electoral de que los votantes suelen favorecer a los candidatos de su propio género. La primera opción que tenemos en este blog es dar  por echo que sucede, pero, ¿es así? Toril Aalberg y Anders Jenssen (2007) condujeron una serie de experimentos previo a la elecciones nacionales de Noruega en 2001, y encontraron que la mayoría de los participantes coincidían en que el candidato masculino tenía un mejor desempeño que la candidata femenina, ya que daba la apariencia de ser más informado, confiable y convincente. Ahora bien, si asumimos que el estudio fue hecho en un contexto distinto al nuestro, que los años transcurridos seguramente cambiaron esa realidad lejana y que en nuestro país hemos avanzado sustancialmente en términos de igualdad en nuestras percepciones, ¿Qué podemos rescatar del estudio que sea útil para que las candidatas superen este potencial reto? Lo primero es que en el estudio los simpatizantes del partido resultaron ser más empáticos con la candidata que con el candidato, lo cual nos lleva a destacar la importancia que, hoy en día, tiene para ellas la participación activa de la militancia en las estrategias de comunicación. El segundo hallazgo fue que los sujetos con poco interés político no hicieron diferencia por género, en tanto que aquellos con niveles más altos sí. En campaña, la crítica de está índole puede resultar engañosa si solo se observa a los segmentos más interesados, por lo que hay que tener mucho cuidado a qué se le da importancia y a qué no.

Reto 4. Percepción estereotipada de la belleza. Hoy en día los estándares estereotipados de belleza, por desgracia, siguen prevaleciendo como un elemento diferenciador de los candidatos y candidatas en campaña. Un estudio realizado por Yann Verhellen y sus colegas (2016), el cual analizó longitudinalmente 493 comerciales televisivos en Bélgica en dos periodos de tiempo distintos (2002-2003 y 2009-2010), reportó que las mujeres continuaban siendo representadas bajo estereotipos de juventud y con roles dependientes como madres cuidadoras, amas de casa o como objetos sexuales. En México, un estudio realizado por Paola Ruiz y Carlos Muñiz (2017) que analizó los spots políticos difundidos en la elección a la gubernatura de Nuevo León de 2015, arrojó que los candidatos Ivonne Álvarez (PRI) y Felipe de Jesús Cantú (PAN) presentaron es su publicidad una imagen estereotipada de la mujer "ama de casa", reduciendo su función "al cuidado de la familia y del hogar donde reflejan sus valores de 'amor', 'calidez', 'sensibilidad' y 'felicidad'". Jaime Rodríguez, candidato independiente y ganador de la contienda, hizo lo propio al recurrir a la imagen de la "mujer joven", pero con una carga negativa que las representaba como "carentes de conocimientos y transgresora de las normas de conducta socialmente aceptada. Pero, ¿Cómo superar estas formas estereotipadas? Con liderazgo (Maier y Renner, 2018; Bauer, 2017 y 2020) y competencia (Bos, 2011), pues esto le permite fijar su agenda y escapar con mayor facilidad de visiones sesgadas y estereotipadas de quienes aún persisten en ello.

Reto 5. Percepción estereotipada de las expectativas de la mujer en la política. Aquí el reto tiene su clave en la vida política de Barbara Ann Makulski, pues es quien desafió por 30 años muchos de los estereotipos de la forma en cómo debía lucir y conducirse una mujer en la política. De acuerdo al estudio realizado por Deborah Carol Robson (2000) la senadora demócrata logró superar los estereotipos que pesaban sobre ella por su condición de mujer a través de la negociación de la expectativa que giraba en torno a su condición familiar, a su disponibilidad y accesibilidad y al uso de un estilo retórico duro o confrontativo. ¿Cómo lo hizo? "La primera expectativa la renegoció haciendo de sus pares y de la ciudadanía parte de su familia extendida y del humor un recurso para mitigar su condición de soltera. La segunda expectativa la completó a través de dos prácticas comunicativas: el acceso directo a ella en eventos públicos y mediante la idea de familiaridad (léase, convertir a un extraño en amigo o conocido). La tercera, generalmente asociada a los hombres, la alcanzó al hacer pasar su agresividad como parte de su naturaleza luchadora: 'una luchadora por nuestros vecindarios y nuestras escuelas, una luchadora por los empleos y la justicia', aseguró en campaña la senadora" (Robson, 2020 en Cruz, Torres y de los Santos, 2023). 

Una vez que sabes lo anterior, ¿Cómo evalúas el desempeño de las candidatas presidenciales? ¿Sigues pensando que es fácil para ellas estar en contienda? ¿Las juzgas de forma estereotipada? ¿Qué haces para no hacerlo? Déjalo en tus comentarios y ayúdanos a comprender más en qué áreas la ciencia todavía no avanza. 


Nos vemos en nuestra siguiente entrega. ¡Hasta la próxima!


Colofón

Casi lo olvido, si desperté tu curiosidad, aquí te dejo la lista de los temas más abordados por los candidatos y candidatas a una disputación federal durante las elecciones intermedias de 2015. Si en los datos ves algo que sea de interés, coméntanos. A mi, por ejemplo, me llama la atención que las mujeres tengan un porcentaje mayor por querer combatir la corrupción. No es estadísticamente significativo, pero quizá sea un buen punto de partida para ver qué encontramos desde nuestros respectivos campos del conocimiento.

Fuente: Cruz, Torres y de los Santos, 2023.


Referencias 

Aalberg, T. y Jenssen. A. T. (2007) Gender Stereotyping of Political Candidates An Experimental Study of Political Communication. Nordicom Review 28 (1), 17-32

Banwart, M. C. (2010). Gender and Candidate Communication: Effects of Stereotypes in the 2008 Election. American Behavioral Scientist. 54. 3. 265 –283.

Bauer, M. N. (2017). The Effects of Counterstereotipic Gender Strategies on Candidate Evaluations. Political Psychology. 38. 2. 279-295.

Bauer, M. N. (2020). A Feminine Advantage? Delineating the Effects of Feminine Trait and Feminine Issue Messages on Evaluations of Female Candidates. Politics & Gender. 16. 3. 660 - 680.

Bos, A. L. (2011) Out of Control: Delegates’ Information Sources and Perceptions of Female Candidates. Political Communication 28 (1), 87-109. https://doi.org/10.1080/10584609.2010.540306

Cruz U., Torres, I. D. y de los Santos, C. A. . (2023). Publicidad política televisiva y estereotipos de género en elecciones intermedias. Estudios Políticos, (60), 118–140. https://doi.org/10.22201/fcpys.24484903e.2023.60.86873

Huddy, L., y Terkildsen, N. (1993). Gender Stereotypes and the Perception of Male and Female Candidates. American Journal of Political Science. 37. 1. 119-147

Maier, J. y Renner, A. M. (2018). When a Man Meets a Woman: Comparing the Use of Negativity of Male Candidates in Single- and Mixed-Gender Televised Debates. Political Communication. 35. 3. 433–449.

McDonell, A. (2020). Clinton stated, Trump exclaimed! Gendered language on Twitter during the 2016 presidential debates. Journal of Language and Politics. 19. 1. 71 – 88

Robson, D. C. (2000). Stereotypes and the Female Politician: A Case Study of Senator Barbara Mikulski. Communication Quarterly. 48. 3. 205-222.

Ruiz, P. y Muñiz, C. (2017) Estereotipación de la mujer en la publicidad política. Análisis de los estereotipos de género presentes en los spots electorales de la campaña 2015 en Nuevo León. Comunicación y Sociedad, 29 (2), 69-91. 

Verhellen, Y., Dens, N. y De Pelsmacker, P. (2016). A longitudinal content analysis of gender role portrayal in Belgian television advertising. Journal of Marketing Communications. 22 (2). 170–188.

von Hippel, C., Wiryakusuma, C., Bowden, J., y Shochet, M. (2011). Stereotype Threat and Female Communication Styles. Personality and Social Psychology Bulletin. 37. 10. 1312–1324.


Autor: Ulises Cruz Valencia

Doctor en Ciencias de Gobierno y Política por el Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo Estratégico de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (ICGDE-BUAP). Desde 2019 pertenece al Sistema Nacional de Investigadores (Nivel 1). Sus temas de interés son el análisis del discurso político en campaña -spots y debates, particularmente- y la aplicación de Inteligencia Artificial en redes sociales para distinguir actitudes, emociones y preferencias de los usuarios en campañas electorales. Actualmente, es profesor de Tiempo Completo en el Instituto de Investigación Aplicada y Tecnología (InIAT) de la Universidad Iberoamericana CDMX.


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